Título: EL ENCANTO DE LOS DUENDES Y LA AMISTAD MÁGICA.
Había una vez en un tranquilo y colorido bosque, un grupo de pequeños duendes que vivían escondidos entre los árboles y las flores. Aunque eran invisibles para los ojos humanos, tenían una magia especial que solo los niños y niñas más puros podían ver. Aun así, estos duendes se sentían solitarios y deseaban tener amigos con quienes compartir su mundo mágico.
En el otro extremo del bosque, vivía un grupo de niños y niñas que eran inseparables. Carmen, Leo, Sofía, y Mateo pasaban sus días explorando, riendo y creando aventuras juntos. Cada tarde, después de la escuela, se reunían en su escondite secreto cerca del río.
Un día soleado, mientras los niños jugaban cerca del río, un susurro suave llenó el aire. "¿Quién está ahí?", preguntó Leo, mirando a su alrededor. Los duendes habían decidido revelarse, sabiendo que estos niños eran especiales. Uno a uno, los duendes emergieron de su escondite y se presentaron a los sorprendidos niños.
"¡Hola, somos los duendes del bosque! Hemos estado observando vuestra amistad y vuestra alegría, y deseamos ser vuestros amigos", dijo el líder de los duendes, un pequeño ser con una sonrisa chispeante.
Los niños se emocionaron al descubrir que los duendes existían y rápidamente se hicieron amigos. Juntos, exploraron el bosque mágico, se deslizaron por los arcoíris de las cascadas y se balancearon en las lianas entre los árboles. Los duendes les enseñaron secretos del bosque y compartieron su sabiduría sobre las plantas y los animales.
A medida que pasaba el tiempo, la amistad entre los niños y los duendes creció más fuerte. Juntos, celebraron fiestas de cumpleaños con pasteles de bayas mágicas y construyeron cabañas en las copas de los árboles. Los duendes también les regalaron pulseras hechas de hojas brillantes que tenían el poder de recordarles la importancia de la amistad.
Un día, el bosque se cubrió de sombras y el río dejó de fluir. Los duendes se encontraban tristes y preocupados, sin saber cómo restaurar la magia del lugar. Los niños, con su determinación y trabajo en equipo, descubrieron que la llave para traer de vuelta la magia era la amistad. Juntos organizaron un picnic lleno de risas y canciones, y la alegría que compartieron disipó las sombras y revitalizó el bosque.
Desde entonces, el bosque y sus duendes vivieron en armonía con los niños y niñas. Cada risa y abrazo fortalecía la magia que les unía. Y así, la amistad de los niños y los duendes creció, recordándoles a todos la belleza y el poder de unir corazones en un lazo mágico de amistad.
Y así concluye nuestra historia, recordándonos que la amistad verdadera puede cruzar fronteras, uniendo mundos mágicos y reales en una aventura inolvidable
JamPol Vargas
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